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Lecturas del vigésimo tercer Domingo PDF Imprimir
Martes 30 de Agosto de 2011 21:58

Primera Lectura:  Ezequiel 33, 7-9

Así dice el Señor: A ti, hijo de hombre, te he puesto centinela para la casa de Israel. Cuando escuches palabra de mi boca, tú se la comunicarás de mi parte. Si yo pronuncio sentencia de muerte contra un hombre, porque es malvado, y tú no lo amonestas para que se aparte del mal camino, el malvado morirá por su culpa, pero yo te pediré a ti cuentas de su vida. En cambio, si tú lo amonestas para que deje el mal camino y él no lo deja, morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida.

 

Salmo Responsorial: (94)

R/. “Señor, que no seamos sordos a tu voz."

Vengan, lancemos vivas al Señor,
aclamemos al Dios que nos salva;
acerquémonos a Él, llenos de júbilo,
y démosle gracias. R/

Vengan, y puestos de rodillas,
adoremos y bendigamos al Señor,
que nos hizo
pues Él es nuestro Dios y nosotros su pueblo,
Él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas. R/

Hagámosle caso al Señor, que nos dice:
“No endurezcan su corazón,
como el día de la rebelión en en el desierto,
cuando sus padres dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras. R/

Segunda Lectura: Romanos 13, 8-10

Hermanos: No tengan con nadie otra deuda que la del amor mutuo, porque el que alma al prójimo, ha cumplido ya toda la ley. En efecto, los mandamientos que nos ordenan: “No cometerás adulterio, no robarás, no matarás, no darás falso testimonio, no codiciarás”, y todos los otros, se resumen en éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pues quien ama a su prójimo no le causa daño a nadie. Así pues, cumplir perfectamente la ley consiste en amar.

 

Aclamación al Evangelio

R/. Aleluya, aleluya.

Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo,

y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación. R/.

 

Evangelio según San Mateo 18, 15-20

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad, y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano. Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos.”

Ultima actualización ( Miércoles 14 de Septiembre de 2011 23:47 )