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Lecturas Tercer domingo de Adviento Ciclo B PDF Imprimir
Lunes 05 de Diciembre de 2011 22:19

Primera Lectura: Isaías (61,12.10-11)

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido y me ha enviado para anunciar la Buena Nueva a los pobres, a curar a los de corazón quebrantado, a proclamar el perdón a los cautivos, la libertad a los prisioneros y a pregonar el año de gracia del Señor. Me alegro en el Señor con toda el alma y me lleno de júbilo en mi Dios, porque me revistió con vestiduras de salvación y me cubrió con un manto de justicia, como el novio que se pone la corona, como la novia que se adorna con sus joyas. Así como la tierra echa sus brotes y el jardín hace germinar lo sembrado en él, así  el Señor hará brotar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.

 

Salmo responsorial  Lc. 1,46-48.49-50.53-54

R. Mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador.

Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de jubilo en Dios,
mi Salvador, porque puso los ojos
en la humildad de su esclava. R/.

Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre y su miserocordia llega, de generación en generación,
a los que lo temen. R/.

A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo. R/.

 

Segunda lectura:  1ra. Tesalonicenses  (5, 16-24)

Hermanos: Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracia en toda ocasión, pues es lo que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús. No impidan la acción del Espíritu Santo, ni desprecien el don de profecía; pero sométanlo todo a prueba y quédense con lo bueno. Absténganse de toda clase de mal. Que el Dios de la paz los santifique a ustedes en todo y que todo su ser, espítiru, alma y cuerpo, se conserve irreproachable hasta la llegada de nuestro Señor Jesucristo. Él que que los ha llamado es fiel y cumplirá su promesa.

 

Evangelio según San Juan 1,68.19-28

Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. Éste es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: “¿Quién eres tú?”. Él reconoció y no negó quién era. Él afirmó: “Yo no soy el Mesías”. De nuevo le preguntaron: “¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías?”. Él respondió: “No lo soy” ¿Eres el profeta?”. Respondió: “No”. Le dijeron: “Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?” Juan le contestó: “Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor, como anunció el profeta Isaías. Los enviados, que pertenecián a la secta de los fariseo, le preguntaron: “Entomces: ¿por qué bautizas, sino eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?”. Juan le respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrá de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias”. Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.

Ultima actualización ( Miércoles 28 de Diciembre de 2011 22:05 )