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El Smo. Cuerpo y Sangre de Nstro. Señor Jesucristo PDF Imprimir
Sábado 14 de Julio de 2012 18:22

1a Lectura: Éxodo (24, 3-8)

En aquellos días, Moisés bajó del monte Sinaí y refirió al pueblo todo lo que el Señor le había dicho y los mandamientos que le había dado. Y el pueblo contestó a una voz: “Haremos todo lo que dice el Señor”. Moisés puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano, construyó un altar al pie del monte y puso al lado del altar doce piedras conmemorativas, en representación de las doce tribus de Israel. Después mandó a algunos jóvenes israelitas a ofrecer holocaustos e inmolar novillos, como sacrificios pacíficos en honor del Señor. Tomó la mitad de la sangre, la puso en vasijas y derramó sobre el altar la otra mitad. Entonces tomó el libro de la alianza y lo leyó al pueblo y el pueblo respondió: "Obedeceremos. Haremos todo lo que manda el Señor”. Luego Moisés roció al pueblo con la sangre, diciendo: "Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con ustedes, conforme a las palabras  que han oído”.

 

Salmo responsorial (32)

R/. Levantaré el cáliz de la salvación.

¿Cómo le pagaré al Señor
Todo el bien que me ha hecho?
Levantaré el cáliz de la salvación
e invocaré el nombre del Señor. R/.

A los ojos el Señor es muy penoso
que mueran sus amigos.
De la muerte,Señor, me has librado,
a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. R/.

Te ofreceré con gratitud un sacrificio
e invocaré tu nombre.
Cumpliré mis promesas al Señor
ante todo su pueblo. R/.

 

Segunda  Lectura: Hebreos (9, 11-15)

Hermanos: Cuando Cristo se presentó como sumo sacerdote que nos obtiene los bienes definitivos, penetró una sola vez y para siempre en el "lugar santísimo, a través de una tienda, que no estaba hecha por mano de hombres, ni pertenecía a esta creación. No llevó consigo sangre de animales, sino su propia sangre, con la cual nos obtuvo una redención eterna. Porque si la sangre de los machos cabríos y de los becerros y las cenizas de una ternera, cuando se esparcían sobre los impuros, eran capaces de conferir a los israelitas una pureza legal, meramente exterior, ¡cuánto más la sangre de Cristo purificará nuestra conciencia de todo pecado, a fin de que demos culto al Dios vivo, ya que a impulso del Espíritu Santo, se ofreció a sí mismo como sacrificio inmaculado a Dios, y así podrá purificar nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, para servir al Dios vivo! Por eso, Cristo es el mediador de una alianza nueva. Con su muerte hizo que fueran perdonados los delitos cometidos durante la antigua alianza, para que los llamados por Dios pudieran recibir la herencia eterna que él les había prometido.

 

SECUENCIA

Al Salvador alabemos, /que es nuestro pastor y guía./ Alabémoslo con himnos

y canciones de alegría.

 

Alabémoslo sin límites/ y con nuestras fuerzas todas; /pues tan grande es el Señor,

que nuestra alabanza es poca.

 

Gustosos hoy, aclamamos / a Cristo, que es nuestro pan,/ pues él es el pan de vida,

que nos da vida inmortal.

 

Doce eran los que cenaban / y les dio pan a los doce./ Doce entonces lo comieron,

y, después, todos los hombres.

 

Sea plena la alabanza / y llena de alegres cantos;/ que nuestra alma se desborde

en todo un concierto santo.

 

Hoy celebramos con gozo/ la gloriosa institución/ de este Banquete divino,/

el banquete del Señor..

 

Esta es la nueva Pascua, / Pascua del único Rey,/ que  termina con la alianza

tan pesada de la ley.

 

Esto nuevo, siempre nuevo, / es la luz de la verdad,/ que sustituye a lo viejo

con reciente claridad.

 

En aquella última cena / Cristo hizo la maravilla/ de dejar a sus amigos

el memorial de su vida.

 

Enseñados por la Iglesia, / consagramos pan y vino,/ que a los hombres nos redimen,

y dan fuerza en el camino.

 

Es un dogma del cristiano / que el pan se convierte en carne,/

y lo que antes era vino queda convertido en sangre.

 

Hay cosas que no entendemos, / pues no alcanza la razón; /

más si la vemos con fe, entrarán al corazón.

 

 

Aclamación al Evangelio (Apoc. 1,8)

Aleluya, Aleluya.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá para siempre.

Aleluya.

 

Evangelio según San Marcos (14, 12-16. 22-26)

El primer día de la fiesta de los panes àzimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos:"¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua? Él le dijo a dos de ellos: "Vayan a la ciudad. Encontrarán un hombre que lleva un cántaro de agua, síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: Él Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?’ Él les enseñará una sala en el el segundo piso, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena”.Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición,lo partió y se lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen: esto es mi cuerpo". Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias,se la dio, todos bebieron y les dijo: "Ésta es mi sangre, sangre de la alianza,que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios". Después de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos.