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Sábado 14 de Julio de 2012 18:55

1a Lectura: del profeta Amós  (7,12-15)

En aquel tiempo, Amasías, sacerdote de Betel, le dijo al profeta Amós: "Vete de aquí, visionario, y huye al país de Judá; gánate allá el pan, profetizando; pero no vuelvas a profeti-zar en Betel, porque es santuario del rey y templo del reino". Respondió Amós: "Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultiva-dor de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: 'Ve y profetiza a mi pueblo, Israel' ".

 

Salmo Responsorial (122)

R/. Muéstranos, Señor tu misericordia.

Enscucharé las palabras del Señor,
palabras de paz para su pueblo santo.
Está ya cerca nuestra salvación
Y la gloria del Señor habitará en la tierra. R/.

La misericordia y la verdad se encontraron,
la justicia y la paz se  besaron,
la fidelidad brotó en la tierra
y la justicia vino del cielo. R/.

Cuando el Señor nos muestre su bondad,
nuestra tierra producirá su fruto.
La justicia le abrirá camino al Señor
e irá siguiendo sus pisadas. R/.

 

Segunda Lectura: Efesios (1, 3-14)

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Él con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en Cristo, antes de crear al mundo, para que fuéramos santos e irreprochables a sus ojos, por el amor, y determinó, porque así lo quiso, que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos, para que alabemos y glorifiquemos la gracia con la que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado. Pues por Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él ha prodigado sobre nosotros el tesoro de su gracia, con toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo, cuando llegara la plenitud de los tiempos: hacer que todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, tuvieran a Cristo por cabeza. Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad; para que fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo. En Él, también ustedes, después de escuchar la palabra de la verdad, el Evangelio de su salvación, y después de creer, han sido marcados con el Espíritu Santo prometido. Este Espíritu es la garantía de nuestra herencia, mientras llega la liberación del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su gloria.

 

Aclamación al Evangelio (Ef. 1,17-18)

Aleluya, Aleluya.

Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo illumine nuestras mentes para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su  llamamiento.

Aleluya, Aleluya.

 

Evangelio según San Marcos (6, 7-13)

En aquel tiempo, llamó Jesús a los doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Los mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica. Y les dijo: "Cuando entren en una casa, quédense  en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos". Los discípulos se fueron a predicar la conversión. Expulsaban los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.